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EL COMERCIAL TT (I)

POR JUAN IGNACIO ABOLLADO*

Este artículo ha encontrado inspiración
en la unión de personas que con su
profesionalidad y valía indudables
dan soporte y crean camino al conjunto
comercial que dirijo.
Por ello está dedicado especialmente
a todos cuantos componen con su trabajo y
su actitud el Equipo GRUPO VIAJABIEN.
Y ya puestos, habría sido del todo imposible
de no ser por el tesón y la generosidad de
quién lleva 20 años creyendo en mí, apoyándome
y siendo mi baluarte en todo lo que me propongo.
Gracias, Arantxa.

A lo largo de mi carrera y mucho más desde que formo parte del equipo que hace posible GRUPO VIAJABIEN, en el que comprendemos que nuestro principal activo son las personas que lo integran, he constatado que en el entorno de las ventas existe una variedad minoritaria de profesionales que con arraigo por lo que hacen, y sobre todo por su manera de apasionarse con lo que consiguen, convierten su dedicación en una labor incontestable; personas que realmente son capaces de crecer sólidamente porque creen que para llegar a ser considerados comerciales de éxito han de morder el polvo casi a diario. Ellos, ellas, son los expertos TT, los Comerciales Todo Terreno. Este artículo tiene una línea argumental referida a los que a pesar de todos los pesares siguen en la brecha y superan ese abismo que, en realidad, no es otro que el que subyace en sus terrenos de interior.

Primer plano: se lo dedicamos al cliente inexcusable. La frustración en tiempos del cólera.

Tú ya lo sabes, me lo has dicho un millón de veces: los desniveles más sugerentes son las dificultades. Convendrás conmigo que no hay duna en el desierto de una mañana con treinta llamadas que se nos resista, que no dé lugar al menos a una cita prometedora. Pero qué me dices de esas situaciones odiosas cuando el cliente te obvia en la mismísima puerta de su oficina: “Mejor será que vuelvas otro día, se me pasó apuntar nuestra cita en la agenda, disculpa”. O: “Estoy ocupadísimo”.

Mira, el comercial venido a menos se dejará llevar por un arranque natural. “Una de dos: o tiro por la borda al cliente o me tiro yo, literalmente”, se dirá a sí mismo. “El cliente nunca va a comprender lo que he tenido que hacer o dejar de hacer por asistir a nuestra cita”, se atormenta. Sin embargo, el comercial TT no entra en estas dilaciones. Raro será que no perciba el hueco de esa falta de venta potencial. Pero pasa página tan rápido que apenas obtiene un desahogo al descrédito que el cliente le ha planteado ese día en concreto. El comercial TT está siempre tan ocupado con sus desafíos que no va a cederle medio palmo al sosiego y mucho menos a la frustración. La duna, en apariencia insalvable, será vencida por el potencial de su carácter luchador, una carrocería acostumbrada a batirse sin retirada posible y capaz de controlar la dirección. A la frustración en los tiempos del cólera el comercial TT lo llamará lección. El comercial sin vocación aún estará departiendo sobre lo mal que va el Ministerio de Educación en este país.

CONTINUARÁ…

Foto J.I. Abollado

*Juan Ignacio Abollado es Jefe de Ventas en Grupo Viajabien.

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