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Claves para vencer la resistencia al cambio de nuestros equipos

Los líderes deben buscar la complicidad de sus profesionales para encarar las transformaciones con éxito

¿Por qué nos cuesta tanto modificar nuestras conductas? ¿Qué impide al ser humano evolucionar si para ello debe cambiar su día a día? La adaptación al cambio es una de las habilidades más valoradas en los profesionales de hoy. El mundo es más dinámico que nunca y sus vertiginosos giros no dan tregua. La empresa necesita líderes capaces de gestionar transformaciones y equipos que les sigan con entusiasmo. Sin embargo, la realidad choca de frente contra esta necesidad. Las personas nos resistimos a los cambios -especialmente a los profesionales-, pudiendo convertirnos en seres tóxicos y destructivos. Por si fuera poco, esa resistencia al cambio es sumamente contagiosa. Los comentarios de pasillo pueden acabar con estrategias perfectamente diseñadas.

¿Por qué se produce esta negación testaruda que tanto impacto causa en nuestras compañías? Los expertos hablan de la «aversión a la pérdida», un concepto psicológico que explica que “odiamos la pérdida más de lo que amamos ganancias de igual magnitud”. El ejemplo que ponen estos expertos es ilustrativo: “El dolor que sienten las personas cuando se les caen 5 dólares del bolsillo es dos veces más poderoso que el placer por encontrar otros 5 dólares”. En el mundo de la empresa, nuestros resortes neurológicos funcionan igual. Los cambios son percibidos como pérdidas: aparecen como factores negativos que pueden modificar nuestra zona de confort. Las personas ven el cambio de una manera similar, cargada de emociones. Al igual que la pérdida, piensan que el cambio es negativo y esa emoción supera su capacidad para considerar los posibles beneficios.

“​​Un tiburón que deja de nadar, muere”, explican desde UNIR (Universidad Internacional de La Rioja). “Un dato del reino animal como este sirve de metáfora para expresar que las empresas, de cualquier tamaño, tienen que estar preparadas para afrontar y gestionar los cambios del contexto económico y del sector o mercado en el que operan. Sin duda, una buena gestión del cambio es fundamental para el éxito de una compañía”.

Celebrar e involucrar, factores de éxito

La firma de consultoría Boston Consulting Group (BCG) ha estudiado este sentimiento en 200 profesionales de entre 25 y 55 años. Así, han podido identificar dos tipos de factores que contribuyen a nuestra aversión al cambio: los relacionados con el cambio en sí mismo y los que afectan al individuo.

“A nadie sorprende que un cambio negativo, como una bajada de sueldo, nos haga sentir más aversión que un cambio positivo, como un aumento salarial”. Sin embargo, más allá de si es positivo o negativo, el ser humano percibe el cambio como una “pérdida de rutina y comodidad”. De ahí que los autores de este estudio recomiendan a los líderes asumir este impacto y combatirlo con sus mejores armas: “Sinceridad sobre las dificultades que vendrán, recursos y apoyo”. Asimismo, es esencial celebrar el impacto positivo de los cambios. También reconocer el esfuerzo de las personas cuando estas han apoyado las novedades, mejorando los resultados.

Otro factor a tener en cuenta es la participación del equipo. Los expertos de BCG recomiendan a los líderes “emprender un viaje en el que los profesionales actúen como co-capitanes”. “Los empleados muestran una mayor disposición al cambio cuando tienen la sensación de ser dueños de ese proceso”, puntualizan desde BCG.

Transformación y emociones

Entre los factores de resistencia al cambio destacan los que afectan a los propios individuos: sus necesidades emocionales, sus circunstancias o su implicación en el cambio. Este estudio destaca que “las personas son más reacias al cambio cuando les afecta emocionalmente”. De esta forma, los líderes deberán aprender a detectar cómo se sienten sus equipos “antes, durante y después de un programa de cambio”. El ejemplo de BCG es muy claro: un pequeño cambio de horario puede parecer trivial, pero si un padre ya no puede ir a ver jugar al fútbol a su hija, ya no lo será tanto…

Las circunstancias también son esenciales. No fue lo mismo teletrabajar para los equipos sénior, con cómodos despachos en sus casas; que para los más júnior, que compartían piso con varios compañeros sin medios adecuados. El líder debe individualizar los cambios para evitar desastres. “Debemos actualizar el paradigma de la gestión del cambio para reflejar el comportamiento humano. Los líderes que comprendan mejor la aversión natural al cambio del ser humano encontrarán menos resistencia, más compromiso y mejores resultados”, finalizan estos expertos.

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