Los tiempos están cambiando…
¡Y ya era hora! Un reciente estudio de Solitair Holidays me ha llamado muchísimo la atención porque determina que un 72% de las mujeres, respecto a un 27% de los hombres, están encantadas con la idea de poder viajar sola. El business travel, sin duda, ha ayudado a esta predisposición cada vez más al alza. Pero a pesar de esta evolución siguen habiendo muchas compañeras que me siguen haciendo la misma pregunta sabiendo que no soy precisamente de las que se lo piensan dos veces a la hora de preparar la maleta, ya sea sola o acompañada de mi pequeña hija Lola. ¿Qué tiene que tener en cuenta una mujer a la hora de embarcarse en un viaje con la compañía de sí misma?
Siempre les contesto lo mismo: depende de la intencionalidad. No es lo mismo viajar a un país extranjero por negocios que hacerlo por placer, aunque por mucho que una tenga la agenda apretada de reuniones siempre debería encontrar unas horas para evadirse y conocer de primera mano las maravillas de otra ciudad. Si el viaje es por trabajo lo tengo muy claro. En primer lugar, una debe ser consciente de que no puede cargar con una maleta mastodonte, por lo que siempre recomiendo ir solamente con un equipaje de mano para ir más cómoda. Y este punto nos lleva a otro de vital importancia: hay que seleccionar muy bien las piezas de ropa (no es necesario ir con un baúl como el de Concha Piquer 😉 ) y nunca fiarse de la climatología, llevando siempre una manga larga y un pequeño paraguas por si las moscas. Asimismo, nuestra higiene es esencial. Ese es el motivo por el que siempre recomiendo llevar de casa tampones, compresas y toallitas mojadas; tres elementos imprescindibles que, al desconocer si en nuestro destino vamos a poder comprar (algo que me ocurrió, por ejemplo, en la India), nunca está de más llevar encima. Y lo mismo podemos decir de esas copas de silicona que, aunque en España no se estilen, por un módico precio nos pueden salvar en esos días en los que no queremos vivir ningún tipo de sobresalto.
Ahora bien, cuando el viaje no es por trabajo y es por mero placer siempre remarco que lo más importante es el sentido común. No os puedo animar a hacer autoestop porque no es algo en lo que crea, pero en el caso de que lo hagas, ante todo, ten claras las sensaciones que te da el anónimo conductor. Una vez lo hice en Suramérica y por suerte no tuve ningún sobresalto, pero nada más subirme al coche le dije al amable hombre que me paró que me esperaba mi marido en el hotel (eso era mentira, pero me pareció una buena estrategia para romper el hielo y, ya de paso, dejarle claro con quién estaba hablando) y avisé a algunos familiares sobre mi paradero para curarme en salud en el caso de que ocurriera algo.
Una debe ser lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de si se encuentra o no en una zona o barrio digámosle conflictivo. En ese caso lo mejor que puedes hacer es volver a un punto de encuentro en el que te sientas más cómoda (tu alojamiento, sin ir más lejos) o una calle de la ciudad que estés visitando en la que sepas que siempre suele estar concurrida de gente. Del mismo modo, siempre digo que en estos casos es mejor dejar las joyas y los objetos de valor que no se vayan a utilizar a buen recaudo en casa y, como mi madre me decía de pequeña, evitar entablar conversaciones con extraños o personas que tu intuición sepa que no son cien por cien de fiar. Estando sola una es mucho más vulnerable, por lo que ante todo tu seguridad es lo primero.
Personalmente no soy de las que deja los alojamientos al azar. Antes de emprender el viaje me gusta dedicarle muchas horas a la planificación y, de antemano, escoger los hoteles en los que me voy a hospedar. Dónde comer o cenar, así como qué visitar, sí que lo decido en el momento dependiendo de mi estado de ánimo, pero nunca dejo en manos de la improvisación mi espacio para descansar y reponer fuerzas por la noche. Vayas donde vayas infórmate y, sobretodo, recuerda usar la cabeza. Siguiendo estos consejos ten claro que jamás debería pasarte nada malo, sino más bien al contrario.
Palabra de Bárbara.
*Bárbara se licenció en Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona porque su vocación desde bien pequeña era contar historias. Ha colaborado en diversos medios de comunicación culturales y de tendencias, y ahora también está con nosotros en nuestro Blog Verde Lima.
