4637861224.8dd5717.6ca74e71b31b42d88d140107a017c494

IKIGAI

Tener un propósito en la vida

En un post anterior donde hablamos sobre la edad de la felicidad, mencionamos el concepto “ikigai”. Un concepto que, a pesar de no tener una traducción literal, hace referencia a la necesidad de tener una razón de ser para vivir.

En Occidente, la pirámide de Maslow define la estructura en la que organizamos nuestras prioridades para conseguir nuestra satisfacción vital. En la base de todo está la alimentación, el cobijo y el sexo. Cuando vamos resolviendo estas necesidades, vamos subiendo de eslabón, pasando por la seguridad, familia y trabajo, después amistad e intimidad sexual, el éxito y, llegamos así al último, donde conseguimos la autorrealización.

Los japoneses, para definir esta satisfacción vital, tienen el concepto de “ikigai”. Como ya hemos comentado, cuando hablamos de Ikigai hablamos de una razón de ser, un propósito de vida, la razón para levantarse por las mañanas.

La representación de este concepto no es piramidal como el caso de Maslow, sino más bien una flor. Sus pétalos corresponden a cuatro preguntas: qué es lo que amas, en qué eres bueno, qué puedes aportar al mundo, y con qué actividad te puedes ganar la vida. En la confluencia de los cuatro pétalos se encuentra el ikigai. Tener claras las respuestas nos ayuda a encontrar nuestra motivación. Encontrar el ikigai es encontrar nuestra pasión y nuestra vocación para convertirlo en nuestra profesión y con todo ello cumplir nuestra misión en la vida.

En la cultura japonesa se tiene muy integrado este concepto, y especialmente en Okinawa, la isla que cuenta con mayor índice de centenarios del mundo. Según ellos, todas las personas tenemos un ikigai en nuestro interior y necesitamos explorarnos, eso sí, muy pacientemente, para llegar a lo más profundo y descubrirlo.

Es curioso saber que la población de Japón es muy activa, de hecho, un gran número de japoneses nunca se “retiran”, siguen trabajando en lo que les gusta, aquello que responde a su razón de ser, siempre y cuando su salud se lo permita. El ikigai de cada persona puede ir cambiando según la edad y la situación del momento. Pero es muy importante no perder nunca parte de la energía y el significado vital.

Héctor López, ingeniero, y Francesc Miralles, periodista, popularizaron este concepto con su libro “Ikigai, los secretos de Japón para una vida larga y feliz”. Ambos viajaron al pueblo de Okinawa y preguntaron a los ancianos qué era lo que les movía para tener ganas de vivir. Y todos pronunciaron ikigai.

Tal y como cuenta Francesc Miralles, “el objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia”.

Encontrar tu ikigai no es sinónimo de encontrar la felicidad. Pero hallarlo te dará motivación y sentido a tu vida, mejorando así tu autoestima, sintiéndote útil en la sociedad.

Las personas que tienen claro su Ikigai son personas que en su mayoría son conscientes de la imperfección de la vida y viven de acuerdo con ello. Pase lo que pase persiguen su pasión, superan obstáculos, nunca se rinden y aprecian la belleza de lo efímero e imperfecto.

Pero no basta con encontrar el ikigai, porque una vez se tiene claro el propósito por el que vivir, se debe estar en movimiento y activo para mantenerlo vivo y presente.

«Sólo si permaneces activo querrás vivir cien años», proverbio japonés.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.