No siempre se tiene la oportunidad de poder visitar y conocer en profundidad uno de los incuestionables mejores viñedos de nuestro país desde dentro. Pero eso es lo que precisamente ocurrió hace unos días cuando, gracias a uno de “nuestros contactos influyentes”, pudimos adentrarnos a la bodega que el prestigioso enólogo y bodeguero Álvaro Palacios tiene en el Priorat, más concretamente en Gratallops. Palacios, quien procede de una gran saga familiar de La Rioja que se ha desvivido por crear algunos de los mejores vinos de la Península, en 1989 decidió apostar por este enclave de ensueño para engrandecer aún más la bodega que lleva su propio nombre.
Y qué mejor que “sus” palabras para seducirnos: “Los suelos escarpados de pizarra quebradiza, conocida como llicorella, son sometidos a un clima seco en extremo, ventoso, iluminado por el espejo del mar. En las pequeñas viñas empinadas encontramos un encanto atávico, sencillo y nítido, que se expresa en unos vinos singulares”.
Con las profesionales y detalladas explicaciones de Saleta, una de las enólogas de confianza de Palacios, pudimos apreciar en primera persona la gran labor que hacen en la zona, ya que uno de sus objetivos es recuperar viñas viejas de garnacha en las difíciles terrazas del Priorat. Después de probar cuatro de sus exquisitos vinos podemos asegurar, sin duda, que su trabajo sobrepasa la excelencia.
Sin ir más lejos, pudimos degustar un Gratallops, un vino que enfatiza la localización de los viñedos. Tal como nos explicaron es toda una loa a la viticultura tradicional de los parajes de la zona gracias a su ancestral mezcla de variedades.
Finca Dofí fue el segundo que pudimos probar, el cual es un vino de una sensualidad compleja, vibrante y enigmática que no defrauda a los paladares más exigentes. Los que estuvimos en esta exclusiva cata quedamos prendados de su aroma.
Les Aubaguetes (que cumple su tercera añada con uvas que proceden de una viña en un empinado “coster”, plantada en 1901) es reconocido por sus majestuosas cualidades y se trata de un vino que mira con amor a las bodegas del norte gracias a la frescura que desprende. La prodigiosa madurez de ese lugar les motiva a elaborar un nuevo vino: matérico, de taninos grandes y saludable, dichoso y lleno de elegancia.
Por último, y no por ello menos importante (más bien al contrario), tuvimos la oportunidad de probar el prestigioso L’Ermita con la primicia de que a partir de ahora esta cosecha es denominada como Gran Vino de Viña Clasificada al identificar y delimitar viñas del Priorato plantadas antes del 1945 o que tienen una antigüedad superior a 75 años con un 80% de variedades autóctonas (garnacha y cariñena). Cuidadas hasta el detalle, perfumadas por la suave brisa, las cepas producen un vino frío, lleno de misterio, de exclusividad y belleza inexplicables. Es el gran clásico.
Según las notas de cata de Vila Viniteca, L´Ermita 2017 es “preciso en nariz, con frutas maduras que al mismo tiempo son frescas, como la cereza y las fresas de principios de temporada. En la boca tiene una percepción fresca con una trama y pesos excepcionales, con un final de sueño, ácido y crujiente”.
Cualquier amante del buen vino hubiese disfrutado como un niño viendo tan de cerca cómo se crean algunos de los caldos más influyentes no sólo de nuestro país, sino del mundo.
Ser agente de viajes es un privilegio y … Travel Advisors una asociación distinta 😉
Josep Figuerola
agosto 9, 2018 at 12:52 pm
Buenos días amigos de TAG, fuí uno de los afortunados que pude acompañaros en esta visita, que por mi interés en el mundo del vino y sobretodo de la DO Priorat, se apreciar la complejidad de tener acceso a uno de los Cellers más exclusivos del mundo y en el que nuncano realizan visitas turisticas.
Tambien quiero dar valor al hotel Terra Dominicata, tan extraordinario y que tan bien nos acogió.
Gracias por esta oportunidad y vuestra amistad.