El turismo mira al cielo y pide bendiciones como antaño sólo lo hacían los agricultores. Si los termómetros continúan su escalada imparable, ¿qué será de nosotros? El paradigma es la Costa del Sol. Este año espera superar los 14 millones de turistas de 2023. La alegría de los datos se nubla por la falta de agua. Más de 250.000 personas ya están sufriendo restricciones y 15 municipios soportan cortes nocturnos. La crisis climática se perfila como el mayor reto del turismo de nuestro país.

El norte gana adeptos mientras que las regiones más secas ven el futuro con preocupación. Barcelona ya se ha puesto manos a la obra y ha comenzado su labor, construyendo lo que se conoce como refugios climáticos. Algo así como una red de oasis para una ciudad que arde en verano. ¿Sus elementos? Grandes árboles que den sombra, toldos, elementos arquitectónicos que nos mantengan a salvo del calor y agua. Mucha agua. Fuentes y pequeños chorros que bajan la temperatura. Y todo ello salpicado de bancos alejados del sol. Y gratis, claro. “Actualmente hay una ola de calor cada 4 años por término medio, y se prevé que en el mejor de los casos esta frecuencia se multiplique por 8 y en el peor hasta por 16”, explican los artífices de la iniciativa “Barcelona por el clima”. “La exposición a temperaturas frías también está relacionada con un aumento de la mortalidad, y, como en el caso del calor, afecta también a los grupos más vulnerables, como las personas mayores y las personas en situación de sinhogarismo. Por todos estos motivos el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido crear espacios de refugio climático”.

“Cualquier zona arbolada con puntos de agua permanentes puede actuar como refugio climático”, comenta Josep Barba, investigador del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales). Siguiendo los pasos de París, la pionera; Barcelona ha logrado una red de 227 “refugios” y Bilbao tiene ya 130. En Málaga, se ha aprobado “la creación de refugios climáticos naturales que aumenten las zonas de sombra en los barrios, especialmente en aquellos puntos en los que se detecta un mayor sobrecalentamiento”; mientras que Zaragoza ha apostado por crear una Red de Oasis Climáticos, transformando 29 espacios, “al menos uno por cada distrito, urbano y rural”. En otras localidades el concepto está más verde. Es el caso de San Sebastián de los Reyes (Madrid), que ha aprobado recientemente la creación de estos refugios.

Así es un refugio climático de 10

• In&out Puede ser interior o exterior.
• Todo el año Los espacios interiores están activados durante todo el año para que puedan ser utilizados para hacer frente al calor y al frío.
• Cuando brilla -demasiado- el sol Los espacios exteriores se activan solo durante la fase preventiva por calor, del 15 junio al 15 de septiembre.
• Multiuso Son espacios que proporcionan confort térmico a la población, al tiempo que mantienen otros usos y funcionalidades.
• La temperatura perfecta En los espacios interiores climatizados es necesario mantener aproximadamente 27 ºC durante el verano y 19 ºC en el invierno.
• Para los más débiles Están especialmente dirigidos a personas vulnerables al calor y al frío (bebés, mayores de 75 años, enfermos crónicos, personas con menos recursos, etc.) No son para personas que requieren atención médica, ya que éstas deben dirigirse al centro de salud correspondiente.
• Siéntate y bebe Deben ser seguros, tener buena accesibilidad, proporcionar áreas de descanso confortables con sillas o bancos y agua gratuita.
• Accesible y verdes Los parques urbanos que forman parte de esta red tienen “una presencia elevada de verde urbano” y son accesibles a personas con movilidad reducida y disponen.
• Entrada a 0 euros Las áreas destinadas a refugio climático son gratuitas.
• Fácil de encontrar. Debe estar localizado en un mapa o aplicación para que cualquiera pueda llegar hasta él.