Muchos son los estudios que analizan al milímetro las ventajas que viajar tiene en el ser humano. En esta ocasión nos centramos en el bienestar y la salud. Más tranquilidad, reservas de optimismo y de energía, mejora de los patrones de sueño o reducción de la depresión y de riesgos cardiológicos son sólo algunos de los milagros que un buen viaje puede obrar en todos nosotros. ¿El más importante? Está demostrado: viajar nos convierte en la mejor versión de nosotros mismos.
Menos estrés y más pasión por la vida. Conocer países nuevos, lugares diferentes, alivia nuestras cargas emocionales, muy especialmente el estrés. Un estudio del año 2013 puso de manifiesto que el 80% de las personas encuestadas sentía que viajar mejoraba su estado de ánimo, tranquilizándoles y reduciendo sus preocupaciones. En la misma dirección se pronunciaba un estudio de Harvard en el que el 94% de los viajeros consultados respondía que viajar recargaba su energía. La buena noticia es que algunos de estos beneficios se consiguen también a poca distancia de nuestra casa.
Más calidad de sueño y mayor bienestar La mala calidad de nuestro sueño es un factor de gran riesgo para nuestra salud. Está demostrado que en los viajes, tanto adultos como niños mejoran sus patrones de sueño. Un estudio reveló que tres días después de un viaje de vacaciones, las molestias físicas de las personas habían descendido, mientras que la calidad del sueño y el estado de ánimo habían mejorado. Estos beneficios seguían presentes cinco semanas después, especialmente en aquellos que habían disfrutado mucho de sus vacaciones.
Un cerebro a prueba de un mundo loco «Las experiencias en el extranjero aumentan la flexibilidad cognitiva y la profundidad e integración del pensamiento», afirma Adam Galinsky, profesor de la Universidad de Columbia y autor de numerosos estudios sobre creatividad y viajes internacionales. Varios de sus informes afirman que viajar ayuda a mejorar el funcionamiento de nuestros cerebros, aumentando nuestra creatividad. “Sumergirse en nuevas culturas aumenta la capacidad de nuestra mente para moverse entre diferentes ideas, pensar más profundamente e integrar pensamientos”, explica Galinsky.
Mayores alejados de depresión y dolencias de corazón Está demostrado que viajar durante la jubilación mejora nuestra salud de forma considerable. Así lo afirma un estudio realizado por la Coalición Mundial sobre el Envejecimiento. El informe, Destination Healthy Aging: The Physical, Cognitive and Social Benefits of Travel afirma que viajar reduce la posibilidad de sufrir depresión o un ataque al corazón, así como todas las dolencias físicas relacionadas con nuestra salud cerebral. Hay que tener en cuenta además que al viajar todos nos alejamos del sedentarismo, uno de los mayores enemigos de nuestra salud.
Viajar nos convierte en mejores personas. Diversos estudios han demostrado que cuando viajamos conocemos a nuevas personas y modos de vida. Estas conexiones nos permiten aumentar la empatía, mejorando nuestra tolerancia al tiempo que reducimos nuestros prejuicios y nuestras frustraciones. Por si fuera poco, caminar, esquiar, nadar o montar en bicicleta por paisajes nuevos, en pleno contacto con la naturaleza, aumentan de forma importante nuestras reservas de optimismo y de felicidad.
Así que…buenas vacaciones … ¡Nos vemos a la vuelta, más y mejor!