Probablemente, una de las palabras más repetidas por la generación millennial y las venideras sea “sostenibilidad”. Y no solo porque esté de moda, que también, sino porque hoy en día es inconcebible una visión del futuro (de los viajes) sin ella. Sin embargo, son muchas las ocasiones en las que el concepto “desarrollo sustentable” aparece en nuestras conversaciones. ¿Son lo mismo? ¿En qué difieren? Pues bien, hoy vamos a conocer un poco más sobre ello.
El concepto de desarrollo sostenible se aplicó por primera vez en 1987 en el Informe Brundtland (elaborado por varios países de la ONU), y se definió como “la búsqueda del avance social y económico que asegurase el futuro digno de los humanos sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.”
Paralelamente, el desarrollo sustentable se refiere a promover el uso correcto de los recursos naturales, de nuevo, sin comprometer el futuro de las próximas generaciones. Dicho de otra manera, todos los procesos sustentables preservan, protegen y conservan los recursos naturales. ¿Y cuáles son los principios de la sustentabilidad?
Principio de irreversibilidad cero: reducir a cero las intervenciones acumulativas y los daños irreversibles.
Principio de la recolección: las tasas de recolección de los recursos renovables deben ser iguales a las tasas de generación de estos.
Principio del vaciado: es insostenible la explotación de recursos naturales no renovables, cuando su tasa de vaciado sea igual a la tasa de creación de substitutos renovables.
Principio de la emisión: Las sustancias contaminantes no podrán producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medioambiente. Lo cual implica emisión cero de productos no biodegradables.
Principio de selección de las tecnologías: deben favorecerse las tecnologías que aumenten la productividad de los recursos ante las tecnologías que incrementen la cantidad extraída de recursos.
Principio de precaución: se debe tener una actitud de anticipación que identifique y descarte vías que podrían llevar a desenlaces catastróficos, incluso cuando la probabilidad sea pequeña y las alternativas difíciles.
Fue Herman Daly, economista ecológico galardonado con el Premio Nobel Alternativo en 1966, quien definió estos principios. Partiendo de la importancia de los recursos naturales y de la necesidad de su protección y preservación, la sostenibilidad busca un desarrollo social que mejore la calidad de vida, salud, educación y cultura de todas las personas.
Y de aquí donde nacen los 17 ODS que se aprobaron en la agenda 2030 por la ONU, unos objetivos que comprenden desde la eliminación de las desigualdades hasta evitar la degradación ambiental. Porque sustentabilidad y sostenibilidad van de la mano, ambas ideas luchan por un mundo más próspero, pacífico y justo.
¿Cómo viviremos si no tenemos planeta dónde hacerlo? Y… ¿qué nos queda de nuestro “humanismo” si no cuidamos la calidad de vida de las personas? Economía, sociedad y medio ambiente ya nunca más se pueden entender por separado.