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‘Inemuri’, el sueño consciente de los japoneses que salva vidas

¿Qué diferencias hay con nuestra siesta? ¿Por qué resulta tan saludable para ellos?

Trabajar hasta morir es algo demasiado usual en Japón. Su cultura ensalza el trabajo duro, considerando perfectas a aquellas personas que se entregan día y noche a su labor, sea la que sea. No es extraño que hombres y mujeres -pero sobre todo los primeros- se queden dormidos durante la jornada laboral. Así nace el concepto inemuri, algo así como “dormir estando presente”. La clave reside en el propio término, compuesto de dos caracteres. «I», que significa «estar presente», alerta, no dormido; y «nemuri», que significa «sueño». El que “dormita” debe ser capaz de incorporarse al mundo real, en segundos, y participar en su entorno. Incluso en una reunión importante, sentenciando la compra de una empresa de millones de yenes.

Pero que nadie confunda esos preciosos instantes con una siesta. Beneficiosos ambos tiempos dedicados al descanso, pero radicalmente diferentes. Porque… ¿quién podría echarse una siesta en su lugar de trabajo sin que sus compañeros y compañeras le miraran con recelo? Sin embargo, los japoneses que, agotados, cierran los ojos y descansan de forma consciente no son mal vistos. Sobre todos los hombres, sobre todo los más veteranos. Así lo señala la catedrática de estudios japoneses de Cambridge, Brigitte Steger. Esta profesora escribió un libro sobre el tema: “Cómo duermen los japoneses y qué podemos aprender de ellos”. Steger se sorprendió en uno de sus viajes a Japón de la facilidad con la que sus habitantes se quedaban dormidos en cualquier sitio, rodeados de gente y ruido. “Observé a innumerables personas dormitando en los trenes subterráneos durante mis desplazamientos diarios; algunos incluso dormían de pie y nadie parecía sorprenderse por ello». Lo que sí sorprendió a Brigitte Steger era el distinto rasero con el que se medían el sueño profundo y los pequeños descansos conocidos como inemuri. “Si dormir en una cama o un futón era considerado un signo de pereza, ¿por qué dormir durante un evento o incluso en el trabajo no era considerado como una expresión aún mayor de indolencia?”, se preguntaba. Para entender este gesto japonés hay que tener en cuenta que casi la mitad de la población de este país duerme menos de seis horas cada noche. Así, no es extraño que el cuerpo necesite descanso, aunque sea un puñado de minutos para seguir produciendo, pero sobre todo, para seguir viviendo.

Tres grandes diferencias con nuestra -maravillosa- siesta…

Espacios diferentes La persona que duerme la siesta suele tumbarse en la cama, -algo no recomendado por los expertos-, en un sofá, un sillón o incluso sobre la hierba. Por su parte, quienes hacen inemuri no cambian su espacio. Esas personas siguen sentadas en su despacho, en clase, en el metro o en la sala de reuniones.

Tiempos distintos. Los expertos recomiendan siestas de entre 15-30 minutos. Nunca debería durar más si no queremos correr el riesgo de alterar el ciclo de sueño. Por su parte, los tiempos del inemuri suelen ser más breves, en ocasiones apenas unos minutos.

‘Dress code’. Una siesta invita a aflojar la corbata, despojarse de los zapatos y taparse con una manta o alguna prenda para no coger frío. Quienes practican inemuri tienen que “mantener la impresión de que encajan socialmente” en el trabajo o en el tren, en palabras de Brigitte Steger. La postura, el lenguaje corporal y el código de vestir son idénticos a los de sus compañeros despiertos.

…Y un punto común: paradas saludables que alargan la vida

Para un japonés, alguien que dormita en el trabajo es alguien que lo ha dado todo y, exhausto, descansa unos segundos para recuperar energía. “Hacer inemuri en el centro laboral se ve como el resultado del agotamiento”, explica Brigitte Steger. También hoy la siesta es considerada un gesto saludable. Reducir la tensión arterial, prevenir cardiopatías y estimular la concentración son solo algunos de sus beneficios.

Por si fuera poco, hoy la NASA ha demostrado que los pilotos que duermen una siesta diaria cometen un 34% menos de errores en su trabajo y duplican sus niveles de alerta.

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