Escapar de la comida rápida es cada vez más complicado cuando viajamos, pero debe ser un propósito firme, una línea roja si queremos sumergirnos en la cultura local. Como afirma la docente y autora del blog “La comilona” Ana Carolina Maldonado, “la cocina local conecta al viajero con la cultura viva del lugar; no se trata solo de sabores, sino de entender paisajes, clima, historia…” Eso sí, respetando el tipo de alimentación que hemos elegido y nos sienta bien. Es importante imaginar menús genéricos y adaptarlos a la gastronomía local.
El plato Harvard sigue siendo una opción clásica y saludable: la mitad de nuestro plato debería estar ocupado por alimentos de origen vegetal –verduras y frutas-, una cuarta parte por proteínas procedentes de legumbres, aves y pescado, y el cuarto restante por cereales integrales. Desde la Universidad de Harvard nos animan a reducir el consumo de carnes rojas, queso, embutidos y lácteos -no deberíamos superar 1 o 2 raciones diarias- y limitar los zumos: máximo un vaso pequeño al día.
Respetar esta sugerencia cuando estamos de viaje es sencillo, adaptando sus ingredientes a la comida local. Cambiaremos de frutas y verduras alternando sus colores sin miedo, probaremos nuevos granos integrales y pescados que en nuestro país o en nuestra región no se consumen y disfrutaremos de nuevos tactos y sabores.
Claves para disfrutar del destino con mucho gusto
- No te pierdas los mercados locales de los lugares que visites
Allí encontrarás la “comida de verdad”, lo que la gente come día a día. Disfrutarás de sus olores, de la gran variedad de productos kilómetro cero, de la amplia gama de colores. Sin duda es una experiencia que todo viaje debe incluir. Pan, fruta, especias… Sigue las indicaciones de tus guías en materia de seguridad.
- Busca dónde comen “los lugareños”
Huye de los menús turísticos, los carteles en varios idiomas y las grandes cadenas y elige comer donde vaya la gente del lugar. El chef y presentador de televisión Anthony Bourdain lo explica con sencillez: “Lo ideal es ir a un lugar donde solamente hay clientes locales. No hay fotos de la comida, el menú no está en inglés y hay personas comiendo que dan la impresión de ser clientes asiduos.”
- Elige buena comida y también sostenible
Fíjate en los productos de temporada de los lugares que visitas. Los ingredientes kilómetro 0 son cultivados en zonas cercanas lo que contribuye a un menor impacto. Muchos hablan ya de la “ética del comer”. Planifica antes para poder elegir después. Ayúdate de mapas gastronómicos, guías locales y apps para elaborar tu periplo gastronómico.
- Y, desde luego, viaja con las tres “erres” grabadas a fuego
Reduce, recicla y reutiliza. Pide las cantidades que vais a comer, comparte platos con tus compañeros de viaje y “rescata comida” con Apps como Too Good to Go. Viaja con tu botella de agua reciclable y bolsas de tela y evita los envases de un único uso y los cubiertos y otros utensilios de plástico.
Apps y herramientas para comer como viajeros top
Eatwith: Esta APP te permite buscar anfitriones que cocinen para ti recetas típicas y te organizan cenas con personas locales, muy lejos del “turisteo” de masas. Withlocals: Tours, talleres y recomendaciones de personas locales. Te confirman quién ha hecho la recomendación y te permite revisar fotos recientes.
Google Maps Elige la opción “Cerca de mí” para encontrar restaurantes recomendados, reseñas y fotos. También te permite guardar mapas offline si no hay buena conexión.
Y no olvides visitar sitios que recogen miles de opiniones de usuarios y fotos, permitiéndote filtrar por distancia y precio. Imprescindibles los comentarios largos.
