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Todo lo que debes saber antes de tomarte un año sabático

El viaje de tu vida podría durar 365 días. O más. En algunas profesiones es un derecho; en otras, casi un deber.

El síndrome del burnout es uno de los más temidos por los empresarios de todo el mundo. Lo que en principio parecía una locura más de los japoneses, cuyos trabajadores morían rendidos por exceso de trabajo, hoy es un mal extendido por todo el planeta. Y no hablamos sólo de los workaholics, esa especie que ha hecho del trabajo su vida.

El descanso hoy es una de las asignaturas pendientes del mundo supuestamente desarrollado. Tanto que en las universidades más prestigiosas del mundo se programa junto al resto de materias.

Pero al hablar de año sabático no hablamos solo de descansar. El año sabático va mucho más allá. La Real Academia de la Lengua lo define como «año de licencia con sueldo que algunas instituciones docentes e investigadoras conceden a su personal cada cierto tiempo». La mente de los docentes e investigadores necesita aire fresco para resetear, descansar y dejar fluir nuevas corrientes de ideas, nuevas formas de hacer. Eso que los demás llamamos innovación y ellos, simplemente trabajo. «Ójala fuera una realidad, pero lo cierto es que la mayoría de los docentes ya no podemos ni soñar con un año sabático y debemos conformarnos con unas vacaciones algo más largas que el resto. Pero no tan largas como los demás piensan», explica Ana María Álvarez, profesora de una Universidad española, formada en Estados Unidos. «Allí es casi obligatoria una pausa para tomar fuerzas, algo así como alimentar el espíritu«, comenta entre risas con tono de queja.

Un clásico

Los más jóvenes comienzan a descubrir lo que en otros países es una larga tradición. En el Reino Unido el año sabático antes de la Universidad es un clásico. Para Sylvia Arribas, orientadora laboral, esta práctica no es recomendable para todos y todas. «No todas las personas tienen la misma madurez y se trata de un viaje en solitario para descubrir la inmensidad del mundo, otras culturas, otras formas de vida». Mucha gente descubrirá quién es y qué quiere hacer en la vida. «Otros, sencillamente, no se aguantarán a sí mismos y volverán a casa lo antes posible».

Hoy hay empresas especializadas en ayudar a las personas a elegir su año sabático, a la medida. Es el caso de Sabática, una empresa que como explica su fundadora, «pone al alcance de todos los jóvenes experiencias internacionales, que les permitan crecer y desarrollarse en entornos multiculturales y adquirir las tan aclamadas softs skills imprescindibles en el mundo laboral actual».

Profesionales en barbecho

Pero no sólo los jóvenes optan por el año sabático. Cada vez más profesionales deciden hacer un parón para rediseñar sus carreras y de paso sus vidas. En España no es fácil. La mayoría lo ve como un lujo para otros. «Yo podría pedir una excedencia, pero también podría volver y que me echaran», comenta Jorge Álvarez, consultor de una empresa mexicana. «O tal vez no y simplemente no me atrevo. No sé, pero me encantaría».

John Lucas sí se atrevió. John también es consultor, pero trabajaba como autónomo para varias compañías. «Un amigo mío de la Universidad de Manchester me dio mucha envidia. Su experiencia fue un referente para mí. También ayudó que me acababa de separar y que no tengo hijos. Mi mochila era muy ligera». Las playas de India fueron su primera parada, Australia, Indonesia y Kenia fueron otros de los destinos que recorrió. «Entré como en un letargo extraño durante un par de meses en los que no pensaba en nada. Creo que mi cabeza estaba colapsada». De regreso cambió su Reino Unido natal por Australia, donde hoy regenta un negocio de ropa al por mayor.

Claves para tomar un año sabático

  • Un derecho reconocido en España. El artículo 46 del Estatuto de los Trabajadores recoge excedencias de entre cuatro meses y cinco años a personas que lleven al menos un año en la empresa.
  • ¿Un año sabático más? Este derecho solo podrá ser ejercitado otra vez por el mismo trabajador si han transcurrido cuatro años desde el final de la anterior excedencia voluntaria.
  • Pensando en el regreso. La empresa no está obligada a reincorporarte, aunque sí tienes derecho preferente si surge un puesto de idéntica categoría laboral a la tuya. Contar tus planes a tus superiores, compartir detalles con ellos y crear vínculos durante tu viaje te ayudará a volver, si es lo que quieres.
  • ¿Sólo para ricos? Nada más lejos de la realidad. Personas de todas las clases sociales optan por este reseteo. Los que tengan presupuestos más ajustados pueden buscar voluntariados en pequeños pueblos cercanos o trabajo en granjas o en bed&breakfast. En organizaciones y webs como WorldPackers podrás encontrar opciones de hospedaje y comida a cambio de trabajo, en España y en el extranjero.
  • Parece una obviedad pero la improvisación surgirá sin que la busques. Organiza tus pasos, los países que quieres visitar, qué vas a hacer durante ese tiempo y, sobre todo, tu presupuesto.
  • Disfruta la experiencia como si no hubiese mañana. Para ti, a la vuelta, todo será diferente. Aprovecha cada segundo, abre tu mente, adáptate a las costumbres de los lugares que visites. Tu viaje puede ser tan sostenible como tú decidas. Esfuérzate en ello y no intentes cambiar las cosas sino disfrutarlas tal y como son.

 

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