El informe Tendencias 2025 de Amadeus lo ha confirmado. “Frente a la fatiga digital, los viajeros cierran sus aplicaciones y abren sus pasaportes, utilizando los viajes para hacer nuevos amigos e incluso encontrar un romance en la vida real”. Miles de personas hoy son conscientes de que su relación con el móvil es enfermiza. Nadie nos enseñó a utilizarlos con cabeza porque pocos predijeron la dependencia que nos crearían. Allí no estaban nuestros padres y madres, nuestros abuelos y abuelas para darnos ejemplo… Varias generaciones hemos crecido huérfanas en el uso de la tecnología y su atractivo irresistible. Hoy toca reparar y la buena noticia es que sí, que se puede, pero como toda adicción exige un gran esfuerzo.
Hacer las maletas para desconectar siempre fue una buena idea. Hoy también lo es. Muchos lo hacen en grupo, otros muchos sin compañía. Los datos de reservas confirmaron el pasado año que las escapadas en solitario se dispararon respecto a 2022. Se habla de una nueva tendencia bautizada como “Viajes para conectar en persona”. En 2025 vamos a vivir “aventuras en grupo, pero también en solitario, diseñadas para crear conexiones genuinas”. A nadie extrañan ya los viajes en solitario -imprescindible la guía de viajes de Lonely Planet “The solo travel handbook”– y algunos se divierten apostando por TimeLeft, una aplicación para viajeros que permite quedar con cinco desconocidos para cenar todos los miércoles en más de 60 países.
Y junto a esta tendencia aparece otra tan entrañable como necesaria: los viajes nostálgicos. Según el informe mencionado, estos viajes se perfilan hoy como una de las tendencias de viaje más populares. Denominada “New heydays” o “Nuevos días de gloria», esta tendencia recoge una oleada de nostalgia que se está dejando sentir en nuestra manera de viajar. El futuro es incierto, las noticias nos espolean y ante la incertidumbre, el ser humano vuelve sus ojos al pasado, a su infancia, a su juventud… Aquellos tiempos en que todo era muy diferente. Es lo que se conoce como «retrospección optimista». El sesgo está ahí: recordamos nuestro pasado -en igualdad de condiciones- con más cariño que nuestro presente. Y en el centro de estas tendencias está la tecnología o -mejor dicho- la ausencia de la misma.
Sin móvil para reconectar en 2025
Destinos ‘slow’
El verdadero lujo para los viajeros que eligen estos destinos es el tiempo. Un tiempo en el que no existen las prisas, lejos del día a día, perfecto para sumergirnos en un destino, conocer a sus gentes y sus costumbres, saboreando cada momento. ¿Sus valores? La sostenibilidad, la conexión auténtica con las personas y la atención plena. Son destinos slow la Isla de la Palma, Outer Banks en Carolina del Norte; Cornwall (Inglaterra), Galápagos, Ubud (Bali), la Península de Nicoya en Costa Rica o la Isla Sur en Nueva Zelanda.
‘Nostalgia travel’
Lejos de nuestro día a día, más lejos que nunca, se encuentran estos destinos que nos llevan muy rápido a nuestra infancia y juventud. A las excursiones de nuestra adolescencia, a campamentos y viajes inolvidables en tren. La añoranza está de moda: vuelven los vinilos, las cámaras analógicas y las guitarras acústicas. La Ruta 66 en Estados Unidos, el Camino de Santiago, el siempre enigmático Orient Express o una visita al Liverpool de los Beatles son destinos en auge donde los móviles no son bienvenidos.
‘Travel for people not places’
Viajar para encontrarnos con amigos, con familiares, con compañeros de trabajo o de universidad. El destino no importa. La compañía sí. El viajero y la viajera buscan hoy socializar, redescubrir a nuestras personas favoritas en unos días de vacaciones. En estas escapadas encontraremos también a esas personas solitarias que apuestan por integrarse en comunidades o vivir un voluntariado que les permita una inmersión auténtica. África, recónditos pueblos de la India o América del Sur son destinos perfectos para este turismo consciente.
Retiros de desconexión y silencio
Mucho más que apagar el móvil, estos retiros nos ayudarán a redescubrir la plena consciencia de cada segundo de nuestras vidas. Monasterios, hoteles en zonas naturales recónditas sin cobertura o pequeñas islas alejadas de todo son la mejor opción. Si es imposible la desconexión total, piénsatelo. Reduce los días de retiro o establece tiempos diarios de conexión y prepárate para disfrutar, de nuevo, de tu compañía. Del SHA Wellness Clinic en Alicante a The Ranch Malibu (California) pasando por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido o los Centros de meditación Vipassana son lugares para volver a escuchar nuestra respiración.