¿Eres de las personas que mira constantemente el móvil aunque esté viendo una película en la tele? ¿Comes con él y compruebas tus mensajes cinco veces antes del postre? ¿Miras constantemente las respuestas de tus redes sociales? Si eres así, puede que sufras ‘nomofobia’, uno de los males de nuestros días.

Este ‘palabro’ tiene su origen en la expresión inglesa “no-mobile-phone phobia”, que acuñaron los autores de un estudio para medir la ansiedad que producen los móviles. Los resultados fueron sorprendentes. Allá por 2011, el 53% de los usuarios de smartphones sentía ansiedad cuando «perdían su teléfono, se les agotaba la batería o no tenían cobertura». Y eso era antes de la pandemia…

Para Pam Tudin-Buchalter, psicóloga de la APP de navegación responsable KLIKD, la nomofobia es causada por el miedo a “quedarse fuera”. “En esencia, no se trata tanto de estar separado del teléfono como de perderse algo. Perderse actualizaciones, noticias, la capacidad de conectarse con otros…”

Muchas personas aprovechan el verano para desconectar del mundo y, de paso, desconectar de su dependencia. Escapar a un lugar lejano, lleno de oportunidades, puede ser la mejor forma de lograrlo. Viajes por el Amazonas, Egipto, Maldivas o Vietnam son excusas perfectas para abandonar el móvil en zonas sin cobertura. Y decimos excusa porque en la mayor parte de estos países sí podremos utilizar el móvil, pero no en todos los recorridos. También Guatemala, Terranova o el desierto de Utah son zonas con poca cobertura.

Desconexión cercana

No hace falta irse tan lejos: quienes prefieran destinos nacionales, tienen grandes oportunidades. La Isla Bonita no ha perdido su encanto y continúa siendo una gran desconocida. Ver las estrellas y planetas a través de sus miradores es una experiencia que nadie debería perderse. También Taramundi, en Asturias, nos permitirá desconectar para zambullirnos en sus valles y bosques de cuento. Aprovecha para descubrir sus ‘ferrerías’ o pequeñas fraguas donde se trabaja el hierro desde hace siglos.

Albarracín es otra opción perfecta para escapar de nuestro móvil. A la espera de ser declarado Patrimonio de la Humanidad, ofrece belleza y tranquilidad a partes iguales.

En pleno Empordà y a pocos kilómetros de las mejores calas de la Costa Brava, encontramos otro pueblo para desconectarnos en segundos. Peratallada es un maravilloso conjunto medieval perfectamente conservado. Los callejones de este pueblito están llenos de restaurantes para disfrutar de la gastronomía catalana. Y siempre sin olvidar Tabarca, un reducto de paz frente a playas atestadas. Allí conviven el arte, la tradición y el Mediterráneo más clásico. Imprescindible alquilar un barco para pasar la noche en él o visitar sus nuevos hoteles eco.

Hoteles y residencias ‘NoMobile’

Estamos ante una tendencia al alza. Cada vez más hoteles exclusivos prohíben el uso del móvil. Ofrecen detox packs: el huésped deja sus dispositivos en un depósito voluntario y se dispone a disfrutar de spas, masajes y actividades de todo tipo. La experiencia no es fácil. Dejar atrás una necesidad creada nunca fue sencillo.

En Estados Unidos se organizan vacaciones de la mano de psicólogos cuando el problema es grave. Es el caso de Camp Grounded, unos campamentos “para mayores” que ayudan a desintoxicarse de la tecnología. Esta iniciativa llevada al extremo es lo que nos ofrecen en Corea del Sur. Se llama Prision Inside Me y dos noches cuestan 150.000 wones (146 dólares). No hay yoga, música, deporte ni amigos. Solo una celda y unos tappers de comida que te entregan por una rendija. La desconexión está garantizada. Por extravagante que parezca, el éxito ha sonreído a sus propietarios.