‘Wearables’, robots, Inteligencia Artificial, calculadoras de edad biológica, Internet de las Cosas o Big Data. La ciencia ha encontrado un filón llamado ‘longevity’ y no lo va a dejar escapar
Cada vez vivimos más y cada vez, con mayor calidad de vida. Esta afirmación esperanzadora no es nuestra sino de Naciones Unidas. Esta organización prevé que la población mundial de mayores de 60 años se duplicará en 2050. Los datos en España también están al alza. La esperanza de vida en 2021 era de 86,2 años para las mujeres y 80,3 para los hombres. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hoy vivimos más que en el siglo pasado. Ni más ni menos que 5 años más los hombres y casi 4 las mujeres.
La tecnología está en gran parte detrás de este incremento en nuestra esperanza de vida. Sectores como el sanitario o el cuidado de las personas han cambiado los datos para siempre.
‘Wearables’ que nos cuidan
Pulseras, anillos, relojes, camisetas o bandas elásticas… Los dispositivos portátiles que nos acompañan o wearables juegan un papel esencial en lo que los expertos denominan longevity. Grandes empresas como Garmin, Oura -y sus anillos inteligentes- o Whoop nos monitorizan para ayudar a comprender nuestro cuerpo. La frecuencia cardíaca, el sueño, la masa corporal, la resistencia o el estrés son señales claras de que todo va bien. Cuando algo falla, estos dispositivos nos avisan para que corrijamos hábitos que pueden ser mortales.
Niveles de glucosa controlados para vivir mejor
No deberíamos pasar por alto este dato. La ciencia ha demostrado que los niveles más bajos de glucosa están relacionados con una vida más larga. Diversos dispositivos nos ayudan a monitorizarlos para modificar alimentación y hábitos deportivos hasta alcanzar el nivel justo. Utilizados anteriormente solo en personas con diabetes, estos monitores se están popularizando aunque no todos los médicos están de acuerdo.
Calculadoras de edad biológica
Herramientas revolucionarias que ayudan a las personas a mejorar su salud. Por ejemplo, InnerAge, utiliza biomarcadores sanguíneos estrechamente asociados con el envejecimiento y nos brindan consejos para reducirlos. Desde los relacionados con la salud cardiovascular como el colesterol «malo», hasta los que se centran en la función hepática, inflamación, inmunidad, saturación de oxígeno en la sangre o el índice de masa corporal. Este dispositivo integrado en el móvil nos muestra un plan de acción y el cambio que este va produciendo en estos marcadores y en nuestra esperanza de vida. Más allá del impacto en nuestra edad biológica, nos ‘enseña’ nuestro futuro si seguimos como hasta ahora y otros escenarios si volvemos a las andadas.
Atención a las señales
Es el caso de la compañía española Irisbond, cuya tecnología permite seguir los movimientos oculares. Eduardo Jáuregui, CEO y fundador de la empresa, explicaba recientemente a 20BITS que que no solo es importante el aumento de la esperanza de vida, sino también el incremento del «pronóstico de buena salud», que hoy está en los 63,2 años. Jáuregui avanza que, la tecnología de Irisbond trabaja en sistemas para ayudar al diagnóstico de enfermedades a través de los ojos. «Se podría llegar a ralentizar el desarrollo de determinadas enfermedades y así alargar la esperanza de vida».
Big data para ‘controlar’ la demencia senil
El gigante japonés Sompo se ha focalizado en aplicar sus conocimientos de Big Data en la predicción de la demencia senil. Para ello monitoriza y estudia los latidos del corazón, el apetito o los patrones de sueño de miles de personas. “Ahora podemos revelar cosas que, en el pasado, solo Dios conocía, gracias a la IA”, afirma Mikio Okumura, director de Sompo Holdings. Su empresa apuesta por un seguro que intenta retrasar la aparición de las enfermedades, incentivando a los clientes a mejorar el sueño, la dieta o hacer más ejercicio.
Internet de las Cosas en las casas…
Una persona mayor tiene hábitos regulares. Muy regulares. ¿Qué ocurre si una mujer de 87 años no se sienta como todas las tardes a ver su novela? Puede que solo haya quedado con una amiga, pero también puede que algo grave haya pasado. Sofás Fama inventó ya hace años un dispositivo inteligente para ser instalado en sofás, sillas, sillones y camas. Si el sensor no ‘detectaba’ a su propietario sentado o tumbado, avisaba a su familia. Hoy esta tecnología solo es un ejemplo de lo que el Centro Tecnológico del Mueble y la Madera (CETEM) esta diseñando. Hablamos del Proyecto Europeo Pharaon: 41 socios de 14 países, trabajando en soluciones digitales para el envejecimiento activo.
Y, por supuesto, robots
Peggy Hicks, Directora de Desarrollo del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH) apuesta por la monitorización de los mayores. “El uso de tecnologías de asistencia y de robots de cuidado tienen un enorme potencial para aumentar su autonomía e independencia”. Hicks advierte del uso indebido de la tecnología. “Para evitar prácticas de cuidado deshumanizantes o nuevas formas de segregación y abandono necesitamos tecnologías que se diseñen con la participación activa de las personas mayores”.