¿Qué tiene ese bolígrafo que nos encanta que no tenga cualquier otro? ¿Por qué hay teléfonos móviles por los que sentimos una atracción inexplicable? ¿Qué secretos esconden los objetos que nos hacen sentir felices? Steve Jobs descubrió hace muchos años que la ingeniería kansei podía ayudarle a vender millones de iPhones, Macs, iPods y otros inventos ‘made in Apple’. Su diseñador estrella, Jonathan Ive, estudió en profundidad esta disciplina y aplicó con gran éxito sus enseñanzas. Él ha sido un precursor del método de un japonés visionario que ha revolucionado, en silencio, el diseño.
La Ingeniería Kansei -Kansei Engineering (KE)- es una creación del profesor Mitsuo Nagamachi. Decano de la Universidad de Hiroshima y presidente del Instituto de Diseño Kansei, este psicólogo matemático, pasó años estudiando las emociones que provocaban objetos cotidianos. Nacía con él un revolucionario concepto de ingeniería en el que los sentimientos, por primera vez, tenían la última palabra. Su método científico estudia las reacciones, los deseos y las sensaciones del consumidor. Con todos esos datos en la mano, diseña nuevos productos. «Esta metodología de desarrollo ergonómico está orientada al consumidor. Plasma sus imágenes mentales, percepciones y gustos en los elementos de diseño de un producto», explica Nagamachi.
De Toyota a LG, pasando por Boeing
El creador de la Ingeniería Kansei es asesor de más de 300 multinacionales en todo el mundo. Toyota, Honda, Samsung, Boeing, LG o Shiseido son algunos de sus clientes VIP.
Según los datos de Nagamachi, algunos de los ‘productos kansei’ han multiplicado sus ventas un 300%. Es el caso del Mazda X5, el roadster más vendido de la historia. «Observamos que los conductores jóvenes conducían pisando el acelerador de manera fuerte y rápida, querían que el coche se moviera lo antes posible. Así, cambiamos el sistema para conectar directamente el acelerador al motor y reducir el tiempo de reacción», explica el padre de la Ingeniería Kansei.
Claves para emocionar [y de paso vender más]
- El padre de esta disciplina, el profesor Namagachi, la define de forma sencilla. Se trata de estudiar el cerebro de los potenciales clientes para hacer productos más atractivos y que tengan éxito al comercializarlos.
- ¿La clave? “Lo primero que tenemos que saber es qué piensan y quieren los clientes al comprar para conectar sus prioridades con el diseño”.
- Estudios de opinión cualitativos y encuestas son esenciales a la hora de entender las emociones que un objeto despierta en el ser humano.
- Esas sensaciones se transforman en datos relevantes, estadísticos y matemáticos. Su combinación hará que el consumidor no pueda resistir la atracción a ese nuevo producto o servicio.
- La ingeniería kansei ha demostrado desde hace 50 años que funciona. Sus cifras de ventas avalan su eficacia.
- La satisfacción de los clientes, sus emociones reflejadas en productos, se traducen en fidelización.
- Namagachi explica que ‘su ingeniería’ puede aplicarse a todos los sectores. Automoción, siderurgia, nuevas tecnologías o productos de belleza. “Lo importante de cualquier producto es lograr que la gente quiera comprarlo cuando lo ve en una tienda. De eso trata la disciplina Kansei”.