Toma de decisiones por consentimiento, no por mayoría. Todos deben estar de acuerdo, si no, a la papelera y a volver a empezar. Si buscamos el significado de sociocracia en la RAE solo encontramos algo así como una amenaza: “Aviso: La palabra sociocracia no está en el Diccionario”. Hay sitio para ‘cederrón’ y para ‘caraanchoa’, pero no para un sistema innovador que vio la luz el siglo pasado.
Wikipedia nos brinda una definición certera: “La sociocracia es un sistema de gobernanza que busca crear organizaciones productivas psicológicamente seguras. Se basa en el uso del consentimiento en lugar de la votación por mayoría, en el debate y la toma de decisiones por parte de personas que comparten un objetivo”.
El método fue creado por el ingeniero eléctrico holandés, Gerard Endenburg, aunque él atribuye el mérito a un profesor que tuvo cuando era un niño. Activista y educador, Kees Boeke, director de la escuela a la que asistió Edenburg, sería el padre de la sociocracia. Boeke escribió sus bases en un folleto, “Democracy as it might be (Democracia como podría ser)”, en 1945. En él destaca graves fallos de la democracia como “los interminables debates en el Parlamento”. También habla de “la anulación de opiniones independientes” y de “extraños abusos”. “Un partido puede obtener votos con métodos deplorablemente turbios y un dictador con mayoría asombrosa”.
Su teoría sería pulida por su alumno que, un paso más allá, creó el Método del Círculo Sociocrático. Asimismo definió los principios para aplicar la sociocracia a cualquier organización.
Las tres claves de la sociocracia
Gerard Endenburg quería encontrar una fórmula que incluyera a las minorías que la democracia olvida. Así llegó a los grandes pilares de la sociocracia:
1.- Organización en círculos
Los grandes grupos de personas solo son grupos pequeños unidos. Para él, estos pequeños grupos o círculos son la unidad de medida. Cada uno tiene un objetivo y plena autoridad sobre él. Dentro de esos círculos existen roles para su funcionamiento. También existe un rol de enlace, que conecta unos círculos con otros.
2.- Consentimiento y rondas de opinión
Las decisiones solo se toman cuando no existe objeción. Es lo que se conoce como “consentimiento”. Así, cualquier miembro del círculo puede presentar objeciones a una propuesta antes de aprobarla. Y lo mejor de todo, estas objeciones deben ser tenidas en cuenta. También los miembros de los círculos son elegidos por consentimiento, buscando la confianza de sus compañeros. Las reuniones son la suma de “rondas” de opiniones. Uno a uno, los miembros del grupo desgranan su punto de vista y todos son escuchados.
3.- Mejora continua
Es la clave de esta forma de gobierno. La organización al completo está comprometida en su mejora. Así, existen evaluaciones continuas para revisar la vigencia de los acuerdos.
Empresas ‘sociocráticas’
Cualquier organización que lo desee puede adoptar este tipo de autogobierno. Lo importante es tener claras sus claves. Las decisiones deben ser tomadas de forma equitativa, con consenso, tras escuchar las necesidades. También es esencial que exista transparencia, lejos de ansias de poder.
El empresario formado en Harvard Dennis Bakke ha implantado la sociocracia en su cadena de colegios, Imagine Schools. Tras un periodo de adaptación, hoy se muestra satisfecho con el resultado. En su libro The Decision Maker explica: “Cuando los líderes ponen el control en las manos de su gente a todos los niveles, estalla un potencial incalculable”.
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